sábado, 15 de enero de 2011

Berlín, ¿qué nos ha pasado?

Y sí, ya estoy aquí otra vez. Dicen que no son buenas las segundas partes y yo he venido también con esa sensación.
A veces los buenos recuerdos deben dejarse como eso, recuerdos. Uno no debe pretender recuperarlos ni perpetuarlos.
Mi historia con esta ciudad estuvo muy bien, de las mejores historias, diría. Pero en un instante decidí abandonarla, romper nuestro "idilio" porque, como nos pasa a veces en las relaciones aún estando bien, llega un día en el que nos sentimos atrapados y nos preguntamos si no estaremos equivocados, si no nos estaremos perdiendo algo...
Y yo la abandoné en nuestro mejor momento, la dejé en pleno noviembre, a -10 ºC. Y la traicioné con Roma, con Barcelona... Y ¿qué quiero ahora?
Vuelvo cabizbaja, convencida de que ya nunca será lo mismo, pues nuestra historia quedo atrás.
¿No sería mejor empezar de cero lejos de aquí? ¿Buscar algo nuevo? ¿Volverme a ilusionar con una nueva ciudad, nuevas calles, nueva gente?... Pero no, no puedo hacerlo, quiero quedarme...
Aunque, la verdad, creo que ya es demasiado tarde.

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