martes, 18 de enero de 2011

Es muy distinto si tú ya no vas.

"No se trata tanto de viajar como de irse", escribió Mauricio Wiesenthal.

Nunca hubiera podido encontrar una frase tan perfecta, a pesar de haberme sentido tantas veces así.
No se trata de ver, de conocer, de visitar... Se trata simplemente de ser libre para irse. Y de irse solo, además, pues solo significa "libre".
Tanto tiempo he pasado sola... He estado sola en cualquier lugar pues el lugar no importa, importa aquello que sucede en él.  Y son miles las cosas que suceden cuando vas de aquí para allá, ya que cada día es diferente, cada día encuentras a nueva gente, gente que también viene y que también se va. Gente como tú, relajada, curiosa, expectante... Gente extranjera, en definitiva.
Pero ese ir y venir, esas incesantes conversaciones, la intensidad de esos encuentros... pueden llegar a ser agotadores, a veces.
Y es entonces cuando sientes la necesidad de descansar un momento, de encontrar un rincón en el que poder desaparecer por un tiempo. Necesitas huir de tanta aventura, alimento indispensable para el que constantemente viene y va.
Pero qué distinto es cuando tú ya no vas.

sábado, 15 de enero de 2011

Berlín, ¿qué nos ha pasado?

Y sí, ya estoy aquí otra vez. Dicen que no son buenas las segundas partes y yo he venido también con esa sensación.
A veces los buenos recuerdos deben dejarse como eso, recuerdos. Uno no debe pretender recuperarlos ni perpetuarlos.
Mi historia con esta ciudad estuvo muy bien, de las mejores historias, diría. Pero en un instante decidí abandonarla, romper nuestro "idilio" porque, como nos pasa a veces en las relaciones aún estando bien, llega un día en el que nos sentimos atrapados y nos preguntamos si no estaremos equivocados, si no nos estaremos perdiendo algo...
Y yo la abandoné en nuestro mejor momento, la dejé en pleno noviembre, a -10 ºC. Y la traicioné con Roma, con Barcelona... Y ¿qué quiero ahora?
Vuelvo cabizbaja, convencida de que ya nunca será lo mismo, pues nuestra historia quedo atrás.
¿No sería mejor empezar de cero lejos de aquí? ¿Buscar algo nuevo? ¿Volverme a ilusionar con una nueva ciudad, nuevas calles, nueva gente?... Pero no, no puedo hacerlo, quiero quedarme...
Aunque, la verdad, creo que ya es demasiado tarde.

viernes, 7 de enero de 2011

Siempre nos quedará el Facebook..

Cuando viajas llega un momento en que desaparece la añoranza. Todo el pasado parece muy lejano, tu ciudad, tu casa, tu gente...
Pero cuando regresas de vez en cuando, tus días se convierten en un nuevo viaje, te sientes como un turista otra vez, con una agenda estresante llena de citas y visitas a família y amigos ansiosos de ver cómo has cambiado, pues "si ha estado tan lejos tanto tiempo, habrá cambiado", pero acaban siempre llegando a la misma observación: "estás más delgada, seguro que no has comido bien por ahí..."
Sí, ¡viajar adelgaza! (Excepto viajar a Berlín, que me ha hecho engordar 4 kilos :( ... )
Entre visita y visita te permites descansar un poco también, pues si algo se echa de menos al viajar solo es justamente eso, estar solo. Yo lo necesito, por eso cuando estoy en Barcelona me gusta quedarme muchas veces en casa, sin hacer nada, sin hablar con nadie, simplemente sola. Y eso me ha hecho ver y estar con mi gente mucho menos tiempo del que se merece, pero en el mundo en que vivimos, tristemente, como me dijo mi padre ayer cuando le llamé por teléfono, siempre nos quedará el Facebook.

jueves, 6 de enero de 2011

Roma, italian guy.

Después de Viena y de un interminable viaje en autobús, llego por fin a Roma, un viaje esperado desde hacía meses, pues Roma es, mires a donde mires, preciosa.
Además, tuve la suerte de llegar en un momento curioso, una gran manisfestación en la que se destrozaron escaparates y mobiliario urbano de todo el centro. Fue extraño ver esta ciudad tan hermosa, antigua, llena de historia, rodeada de furgones de policía, cristales rotos por el suelo y pintadas en las paredes... 

???

Roma es la primera ciudad en la que entré en una cafetería para tomar un cappuccino. Nunca me ha gustado el café pero pensé que en Italia tenía que darle una oportunidad. Y no fue tan terrible, si no tenemos en cuenta que no sé ni cómo, me metí en la cafetería más cara de Roma, o quizá de Europa. Me senté y despreocupadamente, pedí un cappuccino y una galleta y cuando ya casi me lo había terminado, curioseando, dí con la lista de precios que estaba sobre la mesa. La galleta ya ni me cabía pero me la comí enterita, vamos si me la comí, pues acababa de darme cuenta de que me iban a cobrar por esa mini merienda ni más ni menos que ¡8 euros!... Una rabia interna me empezaba a subir por la espalda cuando, de repente, la voz de Franco Battiato, que sonaba en la radio de la cafetería, me llevó lejos, muy lejos y compensó los 8 euros y muchos más. Escuchar a Franco Battiato, en Roma, y en italiano... Fue un gran momento.
Franco Battiato vídeo original con intro:  http://www.youtube.com/watch?v=Y1tXa4Zr_H4&feature=related

Italian guy


Arrivederci Roma. Fui a la Fontana di Trevi, sí. No tiré la moneda. Pero pienso volver.


Conversaciones con artistas intelectuales en los cafés de Viena.

Berlín me estaba atrapando ¡tenía que irme y ver algo más!
Y esta es la razón que me hizo llegar a Viena. Allí me estuve quedando en casa de Albert, un chico que trabaja en la radio y que me presentó a unos de sus amigos, con los que pasé unas tardes de lo más interesante...
Los amigos de Albert procedían todos de la Escuela de Arte, y con ellos me encontré en medio de conversaciones sobre sus protestas artísticas como medio de reacción contra el gobierno, de coloquios sobre la conveniencia de la interpretación y de la no interpretación del arte y sus consecuencias para el artista, sobre la frivolización del arte por parte de los museos que hacen de sus salas lugares sobrios y silenciosos donde a uno se le impide alzar la voz, expresarse y dejar salir todo aquello que la obra le hace sentir, o sobre la crítica a las exposiciones y galerías como sistema de marketing.
A pesar de eso, yo, por mi cuenta, fui a visitar una galeria de arte urbano ( http://www.inoperable.at/ ), pues a mí, que ni vengo de la Escuela de Arte ni soy una intelectual, me gusta ver las paredes pintadas de graffiti y apreciar el ingenio de los que son capaces de comunicarse con nosotros dejando en las paredes de nuestras ciudades su arte, sin dejarse llevar por el apego que genera sentir como propio algo que uno ha creado, sin el miedo de que el tiempo o la lluvia o el Ayuntamiento deteriore sus obras, o de que algún otro artista sin cuidado, pase un nuevo spray por encima de su diseño, al día siguiente...
Con Lukas y Bárbara, una de las tardes fuimos a una conferencia del grupo Voina, un grupo artístico de acción y protesta poítica ruso (algunos de ellos en la cárcel en estos momentos), y allí pudimos ver la proyección de algunas de sus acciones, como la simulación del ahorcamiento de unos transexuales en el supermercado Alcampo, frente a la pancarta: No one gives a fuck!, entre otras. Este es el enlace a su página traducida al español: http://pt.free-voina.org/
Albert me contó que también una de sus amigas pasó dos meses en la cárcel este verano por participar en una protesta política y ella y otros de los compañeros de la Escuela de Arte, están actualmente trabajando para hacer una exposición-protesta contra este hecho en diferentes formatos artísticos.

Dj y concierto.

De repente me encuentro otra vez en el Supamolly, y a alguien pinchando con mucha habilidad. Diría que es un hombre, o tal vez lo fue. Lleva una camisa y un collar de bolas de plástico y pincha de forma muy original. Me encanta.
Se trata de Djane Marcelle, ESPECTACULAR.

http://anothernicemess.com/index.html
Y esa misma noche, en el mismo lugar, un concierto. En el escenario aparecen Jane Walton. El cantante lleva un traje negro y la cara pintada como un esqueleto y de repente, en medio de una canción, empieza a chillar con cara de loco. La puesta en escena no tiene desperdicio.
Este es el vídeo de Jane Walton:
Entre el público se encuentra todo un personaje, un hombre vestido medio de heavy que durante toda la noche (de verdad, TODA la noche) llevó una armónica pegada a la boca. Si te acercabas a él, podías incluso oír la música que, a pesar del alcohol que creo que llevaba encima, hacía sonar. Pero, ¿Cómo me voy a querer marchar de Berlín?


Berlín me atrapa.

Tras unos días en Barcelona voy de vuelta a Berlín, esperando retomar las aventuras pasadas y reencontrarme con Sol, que vuelve también después de hacer una ruta por Europa del Este. Esta vez. sin embargo, voy en avión.
Llego y para el hostal. ¿Seguirán todos allí? ¡Sí! Todo sigue igual y Sol ¡acaba de llegar! Esa misma noche nos juntamos todos, salimos y vamos al lugar de siempre (porque a pesar de los pocos días que estuve en Berlín la primera vez, ya tenía "el lugar de siempre"), el Supamolly!
Y allí conocí a Garrett, el chico de Phoenix que empezó su viaje por Europa con el propósito de encontrar inspiración para escribir sus novelas... Me encantó. Y se marchó, y Sol también, porque como todo, cuando viajas, está pero no está. 

Y los días pasaron y Berlín nos ofrecía algo nuevo día tras días.
Me gusta ir al Mauer park los domingos donde me compré un bolso y un jersey por 1 euro cada uno. Ir a recorrer las calles de Kreuzberg disfrutando  viendo los graffiti, stencil y stickers que hay por todas partes y rebuscando en las tiendas de ropa de segunda mano. Encontrarme por la calle a  unas chicas que están en Berlín investigando sobre la historia del graffiti y acudir a su exposición de fotógrafos finlandeses. Ir a los conciertos en los bares que simpre parecen clandestinos. Descubrir una fiesta techno inesperada dentro de un vagón del tren al que alguien ha traido un altavoz metido dentro de un carrito de bebé del que cuelga una bola de discoteca. Y el arte, por todas partes, arte.
Sí, todo esto tiene Berlín, y atrapa al que llega y lo descubre por casualidad.



miércoles, 5 de enero de 2011

Camioneros, un mundo por descubrir.

Cuando haces autoestop conoces a gente realmente interesante, pues las personas dispuestas a parar a unos mochileros sucios y dejados, y llevarlos en su coche, ya deben de tener algo de especial.
En el trayecto de Berlín a Barcelona, nos paró una pareja que viajaba en una furgoneta con sus dos bebés. Él era actor de teatro, ella, un encanto. Sólo estuvimos con ellos unos kilómetros, quizá durante 20 minutos, que bastaron para que ella me regalara un saco de dormir y nosotros les regalaramos una botella de vino que el anterior conductor que nos había recogido, un representante de vinos, nos había dado.
En una de las paradas que hicimos en las estaciones de servicio, a lo lejos, allí donde se encontraban todos los camiones aparcados, oí unos gritos que me dirigía uno de los camioneros mientras agitaba los brazos como loco. "¡I love you!", me dijo, y yo "¡I love you too!", y ya, me acerco y claro, ¿de dónde iba a ser ese grupo de transportistas sentados en medio de la carretera con mesa, ensalada, barra de pan, etc? Pues españoles, claro, ¡y del sur! Ay que alegría, por fin, gente gritona, alegre, divertida. Mi amigo se fue a dar una vuelta, eso era demasiado para su prudencia y discreción holandesa, y yo allí, como una reina, hablando y riendo con esta gente tan "salada" que me invitó a comer una ensalada murciana y una sopa de sobre, me enseñó a pelar una granada con una cuchara y me regaló un pepino de por lo menos 80 cm de los que transportaban en el camión, que por cierto, en una de las carreras posteriores hacia un coche que nos paró, se me cayó y se me perdió.
Ellos no nos pudieron llevar a Barcelona porque estaban haciendo la ruta hacia el otro sentido pero, cuando después de 4 días de intentos no muy afortunados de llegar a Barcelona, y de noches gélidas en la tienda de campaña plantada en el césped de cualquier estación de servicio, y cuando a mí la aventura empezaba a no hacerme tanta gracia, ocurrió el milagro. Una cara amable nos hacía señas desde la ventana de un camión, se paró y en un intento de hablar lo que parecía entre inglés, alemán y polaco, nos indicó que ¡estaba dispuesto a llevarnos! Nos paró en la frontera entre Francia y Alemania, y pasaríamos con él más de 24 horas de ruta.
El milagro se llamaba Zibi, y era de Polonia. Pasaba meses conduciendo parando sólo para descansar y dormir en las estaciones de servicio, y nos contó que aún le faltaban dos meses para poder volver a casa... Lo que para él era una rutina, para mí fue toda una aventura, viajar en el camión por carreteras secundarias (pues así Zibi se ahorraba los peajes de las autopistas, por orden de su jefe) viendo el paisaje desde la enorme ventana, comer y dormir en el camión, y sobre todo, conversar sin parar a pesar de la dificultad del lenguaje, con un hombre amable y encantador, Zibi, una persona muy especial.

Bote de yogur de kilo.

Sol y yo fuimos al súper, compramos un yogur de kilo, tipo bote de pintura, de chocolate. Duró poco, muy poco.
Siempre me gusta ir a los supermercados cuando llego a un país nuevo, y ver la cantidad de cosas distintas que se pueden encontrar, las cajas y envases con fotos y letras que no consigo descifrar, eso me hace sentir que estoy en un lugar que no conozco, que no me pertenece.

Unos tanto, otros tan poco.
Me gusta esa sensación que tienes cuando viajas solo, sin guía, agencia ni nadie que te vaya llevando de aquí para allá como a un títere, facilitándotelo todo hasta el punto que podrías pasar todo el viaje con los ojos cerrados y no te perderías, podrías comer todos los dias, encontrarías el lugar donde dormir cada noche... Pero cuando estás solo, puedes experimentar la sensación de ser menos hábil que cuando estás en tu ciudad, de sentirte a veces torpe, muy torpe, de que la gestión más simple, como ir a comprar un yogur al súper, se convierte en un algo que no puedes hacer de forma mecánica, por inercia. Y eso es lo que te hace sentir despierto, atento, consciente de cada instante.

En el bus a Berlín encontré un Sol.

Hola, ¿tienes dónde quedarte en Berlín? No, ¿y tu? Menos. ¿Buscamos algo juntas? ¡OK!
Así conocí a la más graciosa de las argentinas, Sol, en el autobús de Copenhague a Berlín en el que conocimos a un astrólogo que llevaba un vaso lleno de vino dentro de la bolsa y nos hablaba de algún artista que ahora no recuerdo, que él había conocido años atrás.
Al legar a Berlín, todo había sido un engaño, el pirulí que aparecía en Google cuando busqué la estación a la que llegábamos no era el de Alexanderplatz, en pleno centro, sino que estábamos a tomar por... muy lejos, vaya, y era la 1 de la madrugada...
Después de algo de nervios y de varios ¿qué hacemos ahora?, conseguimos contactar con un hostal y tras la odisea buscando cómo llegar al centro y tras una hora a pata, por fin, exhaustas, llegamos. Ala, ¡a dormir!
Sol
Al día siguiente conocimos a otros inquilinos de la habitación de 10 camas, dos italianos que estaban buscando trabajo en Berlín, y luego a Santi, un chico de Mallorca que buscaba piso, a Eli una chica vasca que pensaba en mudarse allí también, a un par de amigos profes que habían venido de vacaciones ¡y ya estuvo la familia hecha! Mucho hablar español, nada de aprender alemán, pero muchas salidas juntos, conciertos, risas, bares, cerveza...
Yo había puesto un anuncio en internet para buscar un compañero/a de autoestop para bajar a Barcelona y así es como conocí a Jurgen, un holandés que tenía la intención de salir de Berlín para llegar a Portugal para ir al Rainbow Festival. La última noche antes de empezar el viaje interminable haciendo autoestop con Jurgen, toda la colonia española-italiana-argentina del hostal salimos juntos y eso fue... a medida que pasaba la noche cada uno se iba perdiendo más y más, y así iba también perdiendo a los otros. Sol y yo legamos juntas al hostal, los demás, no lo sé, alguno iba llegando, escalonadamente, hasta que por último, cuando yo ya estaba en pie para ir a encontrarme con jurgen y empezar el viaje, por ahí apareció uno de los profes, solo, pues se había dejado olvidado al otro en la estación de metro, cuando éste se quedó dormido pues tenía problemas de narcolepsia... Evidentemente, le robaron todo lo que llevaba.

Y aquí, Christiania, para quien no lo conozca...

Tenía que ir a Copenhague o  København, ya hacía tiempo que quería conocer la ciudad, sobre todo para ver dónde nace el moderno y funcional diseño escandinavo del que tanto había oído hablar...Y sí, Copenhague es diseño mires donde mires, tiendas de muebles que parecen museos, museos que parecen escuelas de diseño... Recomiendo el Kunst Industri Museet http://kunstindustrimuseet.dk/en, museo de diseño industrial.
Pero bueno, entre tanta modernidad y tanto diseño, se encuentra Christiania. ¿Cómo describirla? Bueno, aquí adjunto un poco de historia que he tomado prestada de la web http://lahaine.org/internacional/barrio_copenhague.htm :
La historia de Christiania es colorida, larga y llena de batallas, victorias y derrotas. Mucha de la gente que comenzó el experimento ya no viven allí, pero el sueño de una vida en libertad y la idea de una ciudad gobernada por sus habitantes continúa. Ahora, 30 años más tarde, gente de cerca y de lejos todavía se sienten atraídas por esa mezcla mágica de anarquía y amor de El Barrio Libre. Todo comenzó en 1970 cuando un grupo de ciudadanos tiraron abajo la valla de la esquina de Prinsessegade con Refshalevej, cerca del Grey Hall. Querían un lugar de juegos para sus hijos y un espacio verde al que mirar.
Ese mismo año se celebró una exposición en Charlottenborg llamado "Noget for Noget" (Dar y Recibir), donde hippies de todo tipo, "freaks" y gente interesada en la comida macrobiótica se exhibieron, vendieron sus bienes y expusieron su arte, incluyendo teatro, cuadros y "happenings". Esto y varios debates acabaron llevando a una inmigración masiva de gente de todos los sectores de la sociedad, que vinieron para crear un estilo de vida alternativo basado en la vida comunal y la libertad. Este fue el nacimiento de Christiania.

Esta es la teoría. Pero sí,  la experiencia al entrar allí es bastante alternativa... Cuando llegué, temprano en la tarde, el lugar estaba lleno de gente curioseando, como yo, pero también algunos personajes que parecían autóctonos. Allí se podían ver puestos de hachís expuesto como quien vende golosinas, gente relajada sentada por cualquier lugar, calma, chill out...


¡Ei yo no he sido! La foto estaba en Google.

Conocí allí a un señor que hacía una exposición de fotos del Tíbet y me estuvo contando que llevaba en Christiania 30 años, desde sus inicios, vaya, y que había viajado varias veces al Tíbet para trabajar por la causa "Free Tíbet". Ah, y me regaló una chapita con la bandera de Christiania y el lema de la comunidad: Vive y deja vivir.

Ahogados en el Mar Muerto.

Después de Noruega, me despido de Noi y me voy para Suecia con la intención de ir bajando poco a poco hasta Barcelona.
En Suecia estuve en Malmo, ciudad de estudiantes al sur del país, y me quedé en casa de Hennie y Noi (sí, otro Noi), una chica alemana y su novio de Tel-Aviv. Noi me estuvo contando cosas de su país, y puso especial énfasis en describir lo interesante y moderna que es Tel-Aviv. Desde que empecé este viaje, varias personas muy distintas entre sí me han hecho el mismo comentario hasta despertar en mí gran curiosidad por Israel...
Ahora recuerdo a Mike, un chico de madre judía al que conocí en Croacia que me contó que el gobierno de Israel le había pagado el viaje (él vive en Canadá) para ir a conocer Israel y pasar unos días de entrenamiento militar... (cada uno que saque sus conclusiones) Ah, y también me contó algo casi “gracioso” a pesar de lo tétrico. Por lo visto hay quien ha muerto ahogado en aguas del Mar Muerto, aún siendo un lugar en el que, por su alta salinidad, uno puede flotar sin dificultad. Pero al parecer las víctimas no han muerto por hundimiento, cosa quizá imposible en estas aguas, sino porque el mar está tan salado que al entrarles agua en los ojos, y éstos empezarles a escocer horrores, ya no eran capaces de ver nada ni de saber hacia dónde debían nadar, muriendo agotados.

Noruega. Y así siguió...

Después de Bosnia tuve que volver a Barcelona, pues este sólo fue un vieja corto, aún intentando decidir entre India y Argentina, pero al cabo de dos días un amigo argentino al que había conocido en sus vacaciones en Barcelona, justo antes de irme a Croacia, me invitó a pasar unos días en su casa, en Oslo, y esa misma noche cogí el avión. (Toda una "experiencia", esto de Ryanair... la primera vez no te lo crees...)
Con este amigo, Noi, que por cierto, fue quien me rebautizó (sí, él me dio el nombre de Cata), decidimos ir haciendo autoestop hacia el norte de Noruega. La verdad tuvimos suerte y nos paró un chico con el que fuimos 7 horas, hasta llegar a nuestro primer destino, Tronheim. Allí nos esperaban Ine y Hakon, una pareja que nos iban a acoger en su casa. ¡Qué casa! llena de posters de heavy metal, cuchillos, calaveras... me encantó ir a parar allí pues si no hubiera sido de este modo, quizá nunca hubiera conocido a Ine y a su novio, dos vikingos ¡auténticos! :)

Hakon y cuchillo...

En su casa estuvimos un par de días, nos llevaron al bar del pueblo, al barrio swartlemon donde se podía ver asomar tímidamente algún graffiti o más bien, pintada correcta y formal, fuimos en bici al super bajo la lluvia y nos sentamos a comer en el suelo del supermercado ante la mirada atónita y de desaprobación de todo el que pasaba... en fin, en Noruega todo lo que pueda sonar a "pobre" está mal visto...
Fue divertido conocer a Hakon y a Ine pero ya se sabe que las visitas, después de dos días ya son un engorro así que cogimos las mochilas, y nos fuimos para ¡Oppdal!



El papel de la pared...
 
A punto para hacer autoestop hacia Oppdal y cerca de la parada del bus, donde parecía un buen lugar para que algún coche nos parase, se nos acerca una chica para decirnos que por qué hacíamos dedo, que mejor cogiéramos el autobús. Y nosotros la agarramos del brazo y la convencimos para que se uniera a nosotros en la búsqueda de un coche. En menos de cinco minutos nos paró un hombre, un señor super interesante, que nos habló de su trabajo en África, y yo escuchaba atentamente mientras la chica que había subido con nosotros interrumpía para decirme que necesitaba ponerse mucha crema hidratante porque tenía la piel seca... :( 
Pues bien, Nicolina creo que se llamaba, tan eufórica por haber hecho autostop por primera vez en su vida, nos invitó a cenar ya dormir a su casa... bien, ¿no? sí, sí, lo parecía hasta que a media noche nos despierta llorando diciendo que ha tenido una pesadilla y que ¡¡nos tenemos que ir!! En medio de la noche en un pueblucho de cuatro casas rodeado de montañas nevadas... Pero yo estaba tan feliz haciendo este viaje que me dio la risa por la situación incluso, y sí, nos fuimos. Solución propuesta por Noi: ir a la estación. Y ya me imaginé un lugar frío, sucio, lleno de gente dispuesta a robarme la harapienta mochila, pero... Noruega no deja de sorprenderte; la estación era una mansión, con la calefacción a tope, ventanas con doble cristal, sofás, un lavabo impecable, hasta cuadros en las paredes, de repente teníamos una casa de campo. Ah, y ¡qué vistas! Espectaculares. Y por si fuera poco, por la mañana llegó una señora a limpiarnos la casa. La estación nos gustó tanto que decidimos quedarnos dos noches.

Nuestra casa de campo en Oppdal.


Posdata: aunque Noruega es muy bonito y os lo recomiendo, y aunque las noches que pasé allí nunca me costaron ni un céntimo pues estuve en casa de mi amigo en Oslo, en casa de Ine y Hakon en Tronheim y en la estación en Oppdal, y aunque en transporte tampoco gasté nada pues los recorridos los hicimos en autoestop, debo decir que durante esa estancia me gasté un dineral en NADA. ¡Noruega es el lugar Más Caro que conozco! Ahí queda esto.

Bosnia después de: ¿A dónde voy?

Una vez realizados los pasos explicados en la sección “los inicios”, ya estaba lista para ¡IRME! Pero tantas cosas se pueden hacer que empecé a dudar; ¿India? ¿Argentina? ¿Cualquier otra cosa?...
Así que decidí dejarme llevar un poco por las casualidades mientras encontraba la respuesta. Y la primera de las casualidades me llevo de un día para otro a Croacia.
Fui para unos cinco días, ya sabes, eso, mientras me decidía entre India y Argentina... y allí conocí a Julien, un chico francés que estaba haciendo una ruta en coche y tienda de campaña, así que ¡acababa de encontrar compañero de viaje para un par de días! Estuvimos en Hvar, una islita croata y dormimos en la tienda de campaña en medio de la montaña y al día siguiente seguimos la ruta. De repente me llegó un mensaje al móvil. Era mi padre que me decía que tuviera cuidado pues esos días había muchos disturbios por el centro de Barcelona debido a una gran manifestación. ¡Y ahí me di cuenta! No solo no me había acordado de decirle a mi padre que me iba unos días, sino que me llegaba su mensaje en el momento menos oportuno: ¡cruzando la frontera para entrar a Bosnia! Papá, como te voy a decir, preocupado como estás por mí y las manifestaciones de Barcelona, que no solo me he ido de viaje sin avisar, sino que ¡estoy en Bosnia! Evidentemente, opté por no darle la noticia, por riesgo de que le diera un patatús.

Pocitej
Y ¿qué puedo decir de Bosnia? Lo poco que tuvimos tiempo de ver, Mostar y Pocitej, me encantó. Unos lugares completamente destruidos y recontruidos hace tan poco tiempo... En algún lugar leí que a Pocitej acudieron miles de artistas, poetas, pintores, escritores, procedentes de todas partes del mundo, hasta el inicio de la guerra y por ese motivo la quise visitar. Aparentemente los artistas acudían a inspirarse por la belleza de las contrucciones mitad mediterraneas mitad turcas de la ciudad, hoy protegida por la UNESCO. Pero tras la guerra Pocitej quedó destruida y ahora, según me contó una de sus habitantes a la que conocí en la escalera que lleva a la mezquita, solo 60 personas viven allí.



martes, 4 de enero de 2011

Sí, esta era yo...

Sí, esta era yo antes de que empezara todo... en chandal por casa, limpia, plancha, siéntate en el sofá, pon la tele... ¿para qué pedir más?

Pero se ve en la foto ¿no?, ¿en qué me estaría convirtiendo?.... ¡Tenía que salir de ahí!

Así que después de un tanteo de la situación (un viaje a la India que podéis ver en la pestaña “INDIA, primera estación”), llegó el momento de fundar el movimiento "¡¡¡Que no me preguntes por qué, simplemente tenía que hacerlo!!!", basado en:
Dejar el trabajo, vender el coche, regalar todo lo que se tiene, deshacerse de todo lo que imlique pagos y facturas (incluye alquiler de piso) y una vez libre y desatado de todo lo material, irse con lo puesto. ¡Donde quieras!

Sí, yo también pensé "claro, y el trabajo ¿qué?, y el dinero ¿qué?" pero me ayudó pensar en otras soluciones como WWOOF o HELPEX, para los que quieren vivir una temporada sin necesitar dinero ni nada material, o como la posibilidad de buscar un trabajo en cualquier otro lugar, por ejemplo enseñando tu idioma, etc...
Aunque lo que más me motivó, fue la libertad de no saber qué iba a suceder en seis meses, en un mes, o ¿mañana...?
Si te quieres unir a este movimiento, ahí van las directrices (deben cumplirse en este orden):
  1. Di adiós en tu trabajo.
  2. Llena dos maletas PEQUEÑAS únicamente con la ropa que necesitas para subsistir en invierno y en verano.
  3. Haz una montaña con las cosas que te han sobrado, que serán muchas, y ponlas encima del sofá, así, todo amontonado.
  4. Invita a tus amigos a casa para que se lleven todo lo que a ti te sobra, y todos contentos.
  5. Recoge el piso y entrega las laves al dueño, para siempre; ¡yuju, no más facturas!
  6. Elige una mochila tipo cutre y mete solamente lo necesario de la poca ropa que te queda.
  7. Ya está, ya eres libre, ligero de equipaje y a punto de partir.