martes, 18 de enero de 2011

Es muy distinto si tú ya no vas.

"No se trata tanto de viajar como de irse", escribió Mauricio Wiesenthal.

Nunca hubiera podido encontrar una frase tan perfecta, a pesar de haberme sentido tantas veces así.
No se trata de ver, de conocer, de visitar... Se trata simplemente de ser libre para irse. Y de irse solo, además, pues solo significa "libre".
Tanto tiempo he pasado sola... He estado sola en cualquier lugar pues el lugar no importa, importa aquello que sucede en él.  Y son miles las cosas que suceden cuando vas de aquí para allá, ya que cada día es diferente, cada día encuentras a nueva gente, gente que también viene y que también se va. Gente como tú, relajada, curiosa, expectante... Gente extranjera, en definitiva.
Pero ese ir y venir, esas incesantes conversaciones, la intensidad de esos encuentros... pueden llegar a ser agotadores, a veces.
Y es entonces cuando sientes la necesidad de descansar un momento, de encontrar un rincón en el que poder desaparecer por un tiempo. Necesitas huir de tanta aventura, alimento indispensable para el que constantemente viene y va.
Pero qué distinto es cuando tú ya no vas.

sábado, 15 de enero de 2011

Berlín, ¿qué nos ha pasado?

Y sí, ya estoy aquí otra vez. Dicen que no son buenas las segundas partes y yo he venido también con esa sensación.
A veces los buenos recuerdos deben dejarse como eso, recuerdos. Uno no debe pretender recuperarlos ni perpetuarlos.
Mi historia con esta ciudad estuvo muy bien, de las mejores historias, diría. Pero en un instante decidí abandonarla, romper nuestro "idilio" porque, como nos pasa a veces en las relaciones aún estando bien, llega un día en el que nos sentimos atrapados y nos preguntamos si no estaremos equivocados, si no nos estaremos perdiendo algo...
Y yo la abandoné en nuestro mejor momento, la dejé en pleno noviembre, a -10 ºC. Y la traicioné con Roma, con Barcelona... Y ¿qué quiero ahora?
Vuelvo cabizbaja, convencida de que ya nunca será lo mismo, pues nuestra historia quedo atrás.
¿No sería mejor empezar de cero lejos de aquí? ¿Buscar algo nuevo? ¿Volverme a ilusionar con una nueva ciudad, nuevas calles, nueva gente?... Pero no, no puedo hacerlo, quiero quedarme...
Aunque, la verdad, creo que ya es demasiado tarde.

viernes, 7 de enero de 2011

Siempre nos quedará el Facebook..

Cuando viajas llega un momento en que desaparece la añoranza. Todo el pasado parece muy lejano, tu ciudad, tu casa, tu gente...
Pero cuando regresas de vez en cuando, tus días se convierten en un nuevo viaje, te sientes como un turista otra vez, con una agenda estresante llena de citas y visitas a família y amigos ansiosos de ver cómo has cambiado, pues "si ha estado tan lejos tanto tiempo, habrá cambiado", pero acaban siempre llegando a la misma observación: "estás más delgada, seguro que no has comido bien por ahí..."
Sí, ¡viajar adelgaza! (Excepto viajar a Berlín, que me ha hecho engordar 4 kilos :( ... )
Entre visita y visita te permites descansar un poco también, pues si algo se echa de menos al viajar solo es justamente eso, estar solo. Yo lo necesito, por eso cuando estoy en Barcelona me gusta quedarme muchas veces en casa, sin hacer nada, sin hablar con nadie, simplemente sola. Y eso me ha hecho ver y estar con mi gente mucho menos tiempo del que se merece, pero en el mundo en que vivimos, tristemente, como me dijo mi padre ayer cuando le llamé por teléfono, siempre nos quedará el Facebook.

jueves, 6 de enero de 2011

Roma, italian guy.

Después de Viena y de un interminable viaje en autobús, llego por fin a Roma, un viaje esperado desde hacía meses, pues Roma es, mires a donde mires, preciosa.
Además, tuve la suerte de llegar en un momento curioso, una gran manisfestación en la que se destrozaron escaparates y mobiliario urbano de todo el centro. Fue extraño ver esta ciudad tan hermosa, antigua, llena de historia, rodeada de furgones de policía, cristales rotos por el suelo y pintadas en las paredes... 

???

Roma es la primera ciudad en la que entré en una cafetería para tomar un cappuccino. Nunca me ha gustado el café pero pensé que en Italia tenía que darle una oportunidad. Y no fue tan terrible, si no tenemos en cuenta que no sé ni cómo, me metí en la cafetería más cara de Roma, o quizá de Europa. Me senté y despreocupadamente, pedí un cappuccino y una galleta y cuando ya casi me lo había terminado, curioseando, dí con la lista de precios que estaba sobre la mesa. La galleta ya ni me cabía pero me la comí enterita, vamos si me la comí, pues acababa de darme cuenta de que me iban a cobrar por esa mini merienda ni más ni menos que ¡8 euros!... Una rabia interna me empezaba a subir por la espalda cuando, de repente, la voz de Franco Battiato, que sonaba en la radio de la cafetería, me llevó lejos, muy lejos y compensó los 8 euros y muchos más. Escuchar a Franco Battiato, en Roma, y en italiano... Fue un gran momento.
Franco Battiato vídeo original con intro:  http://www.youtube.com/watch?v=Y1tXa4Zr_H4&feature=related

Italian guy


Arrivederci Roma. Fui a la Fontana di Trevi, sí. No tiré la moneda. Pero pienso volver.


Conversaciones con artistas intelectuales en los cafés de Viena.

Berlín me estaba atrapando ¡tenía que irme y ver algo más!
Y esta es la razón que me hizo llegar a Viena. Allí me estuve quedando en casa de Albert, un chico que trabaja en la radio y que me presentó a unos de sus amigos, con los que pasé unas tardes de lo más interesante...
Los amigos de Albert procedían todos de la Escuela de Arte, y con ellos me encontré en medio de conversaciones sobre sus protestas artísticas como medio de reacción contra el gobierno, de coloquios sobre la conveniencia de la interpretación y de la no interpretación del arte y sus consecuencias para el artista, sobre la frivolización del arte por parte de los museos que hacen de sus salas lugares sobrios y silenciosos donde a uno se le impide alzar la voz, expresarse y dejar salir todo aquello que la obra le hace sentir, o sobre la crítica a las exposiciones y galerías como sistema de marketing.
A pesar de eso, yo, por mi cuenta, fui a visitar una galeria de arte urbano ( http://www.inoperable.at/ ), pues a mí, que ni vengo de la Escuela de Arte ni soy una intelectual, me gusta ver las paredes pintadas de graffiti y apreciar el ingenio de los que son capaces de comunicarse con nosotros dejando en las paredes de nuestras ciudades su arte, sin dejarse llevar por el apego que genera sentir como propio algo que uno ha creado, sin el miedo de que el tiempo o la lluvia o el Ayuntamiento deteriore sus obras, o de que algún otro artista sin cuidado, pase un nuevo spray por encima de su diseño, al día siguiente...
Con Lukas y Bárbara, una de las tardes fuimos a una conferencia del grupo Voina, un grupo artístico de acción y protesta poítica ruso (algunos de ellos en la cárcel en estos momentos), y allí pudimos ver la proyección de algunas de sus acciones, como la simulación del ahorcamiento de unos transexuales en el supermercado Alcampo, frente a la pancarta: No one gives a fuck!, entre otras. Este es el enlace a su página traducida al español: http://pt.free-voina.org/
Albert me contó que también una de sus amigas pasó dos meses en la cárcel este verano por participar en una protesta política y ella y otros de los compañeros de la Escuela de Arte, están actualmente trabajando para hacer una exposición-protesta contra este hecho en diferentes formatos artísticos.

Dj y concierto.

De repente me encuentro otra vez en el Supamolly, y a alguien pinchando con mucha habilidad. Diría que es un hombre, o tal vez lo fue. Lleva una camisa y un collar de bolas de plástico y pincha de forma muy original. Me encanta.
Se trata de Djane Marcelle, ESPECTACULAR.

http://anothernicemess.com/index.html
Y esa misma noche, en el mismo lugar, un concierto. En el escenario aparecen Jane Walton. El cantante lleva un traje negro y la cara pintada como un esqueleto y de repente, en medio de una canción, empieza a chillar con cara de loco. La puesta en escena no tiene desperdicio.
Este es el vídeo de Jane Walton:
Entre el público se encuentra todo un personaje, un hombre vestido medio de heavy que durante toda la noche (de verdad, TODA la noche) llevó una armónica pegada a la boca. Si te acercabas a él, podías incluso oír la música que, a pesar del alcohol que creo que llevaba encima, hacía sonar. Pero, ¿Cómo me voy a querer marchar de Berlín?


Berlín me atrapa.

Tras unos días en Barcelona voy de vuelta a Berlín, esperando retomar las aventuras pasadas y reencontrarme con Sol, que vuelve también después de hacer una ruta por Europa del Este. Esta vez. sin embargo, voy en avión.
Llego y para el hostal. ¿Seguirán todos allí? ¡Sí! Todo sigue igual y Sol ¡acaba de llegar! Esa misma noche nos juntamos todos, salimos y vamos al lugar de siempre (porque a pesar de los pocos días que estuve en Berlín la primera vez, ya tenía "el lugar de siempre"), el Supamolly!
Y allí conocí a Garrett, el chico de Phoenix que empezó su viaje por Europa con el propósito de encontrar inspiración para escribir sus novelas... Me encantó. Y se marchó, y Sol también, porque como todo, cuando viajas, está pero no está. 

Y los días pasaron y Berlín nos ofrecía algo nuevo día tras días.
Me gusta ir al Mauer park los domingos donde me compré un bolso y un jersey por 1 euro cada uno. Ir a recorrer las calles de Kreuzberg disfrutando  viendo los graffiti, stencil y stickers que hay por todas partes y rebuscando en las tiendas de ropa de segunda mano. Encontrarme por la calle a  unas chicas que están en Berlín investigando sobre la historia del graffiti y acudir a su exposición de fotógrafos finlandeses. Ir a los conciertos en los bares que simpre parecen clandestinos. Descubrir una fiesta techno inesperada dentro de un vagón del tren al que alguien ha traido un altavoz metido dentro de un carrito de bebé del que cuelga una bola de discoteca. Y el arte, por todas partes, arte.
Sí, todo esto tiene Berlín, y atrapa al que llega y lo descubre por casualidad.